miércoles, 22 de febrero de 2012

Ascensión al Ras y al Timesguida. Ruta normal (III, F)

Ras: 4.083 m.
Timesguida: 4.088 m.

Cuando nosotros estuvimos no había ni un solo copo de nieve. La foto que he utilizado para marcar la ruta de ascenso es una foto robada de internet. Espero que al dueño no le importe ni la s.g.a.e. me denuncie.

El caso es que tempranito por la mañana, pero sin matarnos a madrugar, empezamos el pateo por una vereita que sale de detrás del refugio Neltner y va remontando el valle en dirección sur.

Yo voy pelaíco de frío, al fin y al cabo solo llevo unos pantalones de treking ligeros y al salir del refugio el termómetro marcaba -7ºC.

Al echar un vistazo hacia atrás veo a Zipi y Zape, digo a Kike y Yiye, que me saludan con los bastones.


Se ve que el frío me ha hecho andar más deprisa para hacer a las piernas entrar en calor, así que decido bajar un poco el ritmo, que aún nos queda mucho pateo por delante.

Al llegar a la meseta que hay antes del collado alcanzamos a un grupo que iba de paso hacia otro refugio, con los burros cargados con su equipaje.

Nosotros tenemos que subir hasta el collado que se ve al fondo, que tiene una altitud de 3.750m.

Cuando ya estamos llegando, el solecito que pega en él, hace que pensemos que no es un mal sitio para parar a descansar y comer algo.

Además las vistas hacia el sur son una pasada, y si no preguntarle a Kike.


Después del descanso viene la única parte un poco técnica del recorrido, algunos paso de trepada de grado III, que aunque con nieve o hielo pueden tener su cosa, estando secos como estaban no tenían ningún problema...


Una vez superado esto, ya solo nos separa de la cumbre una ladera suave pero eterna desde la que se tiene unas vistas privilegiadas del Toubkal.

Y donde por primera vez en mi vida paso la barrera (más psicológica que otra cosa) de los 4.000 metros.

Un último esfuerzo y alcanzamos al cumbre,

solo para darnos cuenta de que no, que son dos cumbres gemelas y parece que la mas alta es la otra. Así que toca bajar al collado...

... y subir, ahora si, a la cumbre principal.

Con la primera mitad del objetivo cumplido decidimos parar un rato a comer algo.

Se ve que sigue haciendo algo de fresco...

Es entonces cuando nos damos cuenta de que Yiye no va bien. Tiene nauseas y dolor de cabeza fuerte, vamos, un mal de altura de libro.

Aunque en esta foto parece que el que está mal es Kike (de azul), es Yiye (de gris) el que no puede ni comer.

Tras descansar un rato decidimos que nos volvemos todos, pero Yiye nos dice que no, que subamos al Timesguida, que está ahí al lado y que él nos espera en el collado entre ambas montañas y así descansa un poco más, y como vemos que desde la posición en la que está lo vamos a tener a la vista todo el rato y que además no vamos a tardar más de 30 o 40 minutos, pues le hacemos caso y nos ponemos en marcha.

En esta foto desde la cima del Timesguida se ven la cumbre del Toubkal a la derecha, las dos cumbres del Ras a la izquierda y a Yiye dentro del circulo. Todo controlao.

De todas formas, nos hicimos la obligatoria foto de cumbre, aunque la "cumbre" no es más que un montón de piedras en mitad de un llano...

... y para abajo rapidito.

Y aunque no lo parezca porque estaba todo tan pelao de nieve hacía fresquete.

Y tras un buen día de pateo otra vez al fuego a relajarnos y a recuperar fuerzas para el día siguiente que queríamos subir al Toubkal.


domingo, 12 de febrero de 2012

Refugio Les Mouflón

El día 7 de diciembre, y tras pasar una noche fresquita en el albergue Lepiney, partimos los cuatro acompañados del cocinero y de la mula que llevaba nuestras mochilas y la comida.

Por la mañana aún hacía bastante fesquito, no podemos olvidar, que aunque no había nevado nada hasta la fecha sí que estábamos en pleno invierno y la altitud empezaba a ser un factor a tener en cuenta. De hecho en las umbrías el agua estaba siempre helada.

Bueno, pues tras remontar unas laderas que nos sacarían del pueblo, vamos bordeando la montaña que subimos el día anterior hasta salir a un amplio valle que cruzamos hasta el lado izquierdo del río, donde empieza la verdadera ascensión.


Si bien hay que decir que sin nieve la ascensión es un mero paseo en cuanto a dificultad, si que es necesario recordar que ya el paisaje por sí mismo merece la pena el viaje.

Y de vez en cuando vuelves la cabeza para ver como Imlil se va quedando atrás.


Nada más cruzar el río, que baja prácticamente seco, comenzamos la subida por su margen izquierda y aquí es donde empieza uno a entrar en calor y a sobrarle la ropa de abrigo con la que salimos del albergue, ¿por qué será?



El camino es un continuo zigzaguear salpicado por algunos pequeños puestos donde poder comprar algo para beber o comer e incluso algún recuerdo, a cuyos vendedores Yiye siempre respondía con un "après la montagne"...

... y donde alguno de nosotros hizo nuevos amigos.


Y así fuimos subiendo y subiendo...



Disfrutando del paisaje.



Hasta que de pronto aparecieron ante nosotros los refugios Neltner y Les Mouflons, situados a una altitud de 3.170 m.

Donde parece que reina la tranquilidad.

Y donde por supuesto nos hicimos la foto de grupo bajo el cartel de la entrada, como güenos domingueros.

Nada más llegar conocimos a Xavi Arias, guía de alta montaña e himalayista que venía corriendo desde Imlil y siguió corriendo hasta la cima del Toubkal y bajo para "entrenar". La madre que lo parió.

Nosotros nos dedicamos a comer y relajarnos junto al fuego contando nuestras batallitas pasadas y nuestros planes futuros de montaña.


viernes, 10 de febrero de 2012

Viaje al Alto Atlas


Este es un viaje que hice hace ya dos años, en diciembre del 2009, antes de que empezara este blog, pero como mi tendón de Aquiles me tiene apoltronado en el sofá y no paro de pensar en las montañas, me he puesto a ver fotos antiguas y me he encontrado con estas, así que he decidido hacer una crónica del viaje y así me entretengo un ratico. Bueno, pues ahí va...

El 5 de Diciembre nos reunimos Jose, Kike, Yiye y yo en la estación de autobuses de Málaga desde donde viajaríamos hasta Tarifa en bus, el primero de los 7 diferentes medios de transporte que íbamos a usar.

En Tarifa embarcamos en un ferry rumbo a Tanger y para mí es aquí donde comienza realmente la aventura.


Yo nunca había estado antes en Africa, así que estaba impaciente por vivir cosas nuevas, lo malo es que tengo la fea costumbre de marearme siempre en los barcos, aviones y trenes, así que me pasé casi todo el rato en cubierta para que me diera el aire en la cara, aunque con la excusa, eso si, de hacer algunas fotos.


Y así, con Africa a un lado y al otro Europa, me sentí durante unos minutos como el pirata de Espronceda, eso sí cambiando Asia por Africa y con la salvedad de que en aquellos tiempos no tendrían biodramina en Estambul.

Una vez en tierra firme, lo primero y más importante es sin lugar a dudas buscar donde llenar los estómagos, para lo que recurrimos a un simpático taxista que nos puso su flamante Mercedes a nuestra disposición, eso si, por un módico precio previamente acordado, aunque a juzgar por la cara de Yiye podía haber sido menos.


Pero no pasa nada chicos, aquí hay sitio para los cuatro y nuestras cuatro mochilas...


Bueno, y ahora a por el cous-cous...


Y después de la pitanza decidimos ir andando a la estación de trenes, más que nada para bajar un poco la comida, y claro, llegamos de noche...


Pero no pasa nada, lo único que teníamos que hacer hasta que saliera el tren hacia Marrakech era descansar un poco y llamar a nuestras mujeres. ¿Cual de las dos cosas estás haciendo en la siguiente foto, Yiye? jijijiji.


Pero bueno, todo llega, hasta el tren, y una vez dentro de nuestro vagón nos dimos cuenta que no era precisamente una A.V.E.


Tras el rato obligado de cachondeito, una cervecita y a la cama, o eso creía yo, que en Marruecos nos es nada fácil encontrar alcohol. :-(

A la mañana siguiente y ya con luz de día admiramos la anciana locomotora que nos había transportado durante unos 700 Kms con todo su trabajo durante esa noche.


Pero que más da, estábamos en Marrakech, con los ojos pegados y oliendo pestucia, pero en Marrakech, a un pasito del Atlas.

El siguiente paso era negociar con nuestro contacto (Uy, suena como en las peliculas) el transporte, alojamiento y alimentación para los próximos 4 días. De lo que se encargó Yiye con una genial maestría y lo consiguió todo por 20€ al día por cabeza, lo que nos pareció una ganga.

En coche nos llevaron a Imlil, un pueblecito de montaña a unos 30Kms de Marrakech donde pasaríamos la noche y desde donde empieza el treking hasta el refugio Les Mouflóns.

Como llegamos muy tempranito, decidimos caminar un poco por una montaña cercana para calmar un poco las ganas y estirar las piernas.


Después volvimos al albergue a tomar un te y organizar un poco las cosas para el día siguiente, eso sí, antes aproveché el paseo para dejarme caer por unas rocas en las que casi me parto las crisma, y es que si no hago una de las mías no me siento yo.


Como todavía nos quedaban muchas horas de luz por la tarde, decidimos ir a recorrer el pueblo y hacer algo de turismo rural marroquí, al fin y al cabo ya sabéis que no soy más que un dominguero, esté donde esté.

Así conocimos un poco sus paisajes...


Sus calles...


Y sus gentes...


Hasta nos hicimos una foto en el cartel del parque.


Y ya por la noche, cenita y un poquito más de cachondeo.


Y ahora si, al saco a dormir que mañana ya toca andar para subir al Refugio Les Mouflóns.