sábado, 27 de octubre de 2012

Via sin nombre al Peña Negra (Máx. V, 300m)


Hacía ya casi 2 meses que entre unas cosas y otras no escalaba nada, desde la Silvia al Veleta, y en 5 minutos recibo 2 whatsapp, uno de Jero y otro de Alfonso para escalar mañana y dos llamadas, una de Luis y otra de Pedro para preparar el viaje de hielo de este invierno.

El plan de Jero y Alfonso me parece más cercano y factible, ir a Villanueva de Cauche a hacer una vía larga pero facilita de autoprotección. Tras hablarlo con Natalia acepto encantado.

Para ser fieles a nuestro estilo nos basta con ponernos a pie de vía algo más de 1h después de lo que habíamos pensado.

La ruta arranca junto a una formación rocosa de unos 10/12 metros de altura que hay junto a la base de la pared que que en algunas reseñas se denomina "piedra chica".

Antes de empezar nos repartimos el material y nos lo colgamos del arnes, aunque alguno parezca que esté haciendo otra cosa :-P


Alfonso empieza la escalada del primer largo de cuerda, donde la dificultad principal consiste en elegir bien de donde traccionar y en donde apoyarse porque la roca está muy descompuesta. El único seguro fijo es la reunión, eso si, son dos chapas con argollas. Por allí aparezco yo, llegando a la plataforma de la R1


Que bien lo estoy pasando, madre mía.


Ahora viene el 2º largo, que me toca a mi, es muy facilito, pero como todo está suelto es bastante difícil de proteger, como toda la vía en general.


Nos vamos repartiendo los largos como buenos hermanos, disfrutando de la escalada aun a pesar de que el sol nos pega bien y tenemos poca agua. Mientras tanto vamos ganando altura.


Las reuniones por lo general son bastante cómodas y aunque no volveremos a encontrar ningún seguro fijo en la pared hasta la R6, cuando vemos alguna fisura buena metemos un par de friends a cañon y tan contentos.


El reparto de los largos queda al final de la siguiente manera, Alfonso se encarga del 1º, 6º y 7º, Jero del 3º y 5º y yo del 2º y 4º.

Aquí estoy llegando a la R6


El 7º y último largo es el menos fácil y el más bonito, encontramos algunos clavos viejos y hasta algún espit creo recordar, salió una largo de más de 60 metros pues tuvimos que hacer algunos en ensamble. Este es el aspecto que presentaba esta tirada.


Y este el que presentábamos nosotros.


Alfonso resolvió las dificultades por un sitio diferente al que desde abajo, Jero y yo veíamos como más evidente, sin duda acertó, porque el largo, además de bonito resultó bien protegido.

Por aquí asomamos Jero y yo al final de la zona vertical para salir a la última placa inclinada y llegar a la R7 donde nos espera Alfonso.


Remontamos su reunión para salir a la cima y poder desencordarnos.


Una vez más, he pasado un día de escalada fantástico con estos dos buenos amigos y aunque la ruta no haya sido al ostia de difícil, si que he disfrutado... como diría Natalia... como un lagarto en Jaén.

Espero que disfrutemos de muchas más juntos, en Andalucía, en Suiza o en donde sea.

lunes, 22 de octubre de 2012

Senderismo familiar en La Tahá.


Ahora que los calores del verano van remitiendo y que Naila ya tiene 10 meses, Natalia y yo hemos pensado que es un buen momento para que se empiece a unir a nosotros en nuestros paseos por la montaña por lo que tras darle muchas vueltas y compararlas miles de veces nos hemos decidido a comprarle una mochila portabebes. Y para estrenarla nos hemos ido a Pitres, donde hay varias rutillas cortas pero bonitas para irla acostumbrando poco a poco.

PITRES - ATALBEITAR   ( E4, GR7)

El primer recorrido que elegimos es el que enlaza Pitres con Atalbeitar por el E4 o GR7 y aunque el principio del camino está más bien seco, nosotros vamos más pendientes de Naila que de otra cosa...


... y ella más pendiente de su osito que de nosotros.


Luego los castaños empiezan a rodearnos.


Hay algún sitio donde el mal estado del camino puede hacernos dar un resbalón.


E incluso hay que cruzar el arroyo en una ocasión, un arroyo muy rico en hierro que le da a su agua ese color tan rojizo.


El resto de la vereda está en muy buen estado y se sigue sin problemas.


Parece que todos lo estamos pasando bien... genial, porque esa era la idea.



La vereda que venimos siguiendo llega hasta la carretera un par de kilómetros antes de Atalbeitar, donde para nosotros perdía el interés ya que el objetivo era que Naila tuviera una toma de contacto con su nuevo "medio de transporte", nada más, así que nos dimos la vuelta y volvimos hacia Pitres.

Esta es una ruta muy cortita y fácil para hacer con niños puesto que en otoño lo se pueden entretener cogiendo nueces o castañas de las que hay en abundancia, e incluso cruzar un río saltando de piedra en piedra.


SENDERO LOCAL PITRES-FERREIROLA

Al día siguiente se levantó lloviendo, pero como por la tarde daban bueno y de hecho la medio día dejó de llover, decidimos hacer el sendero que une Pitres con Ferreirola, que es un poquito más largo y con algo más de desnivel.
Salimos de Pitres por la calle que baja junto a la ferretería que hay a la entrada del pueblo.


Nada más echar a andar ya no sabemos si vamos mejor en manga corta o en manga larga.


En algunos lugares las zarzas crecen hasta cubrir parcialmente el camino que recorremos por lo que tenemos que ir con mil ojos, no sea que Naila se haga daño.


La ruta es muy evidente y fácil de seguir, aún así de vez en cuando te encuentras estas indicaciones.


A derecha e izquierda van quedando algunos bancales de cultivo, algunos más cuidados que otros, cuando sin darnos cuenta estamos llegando ya a Mecina.


La verdad es que lo estamos pasando muy bien...


Ya hemos llegado a Mecina...


... y desde aquí tenemos que ir a Ferreirola, pero al mirar hacia arriba, hacia Pitres, vemos que el cielo se está cubriendo de nuevo y como la temperatura está bajando pensamos que es mejor volver a subir no sea que nos caiga un chaparrón.


Aunque siempre hay tiempo para que Naila vaya descubriendo poco a poco el mundo.


Y que bien que hicimos, porque al poco de llegar a la casa se puso a llover otra vez.


Han sido unos días muy bonitos con mis dos chicas preferidas en una zona de la Alpujarra que cada vez nos gusta más. De hecho estamos seguros que volveremos.