miércoles, 10 de abril de 2013

Cerro Lucero desde Cómpeta.


Distancia: 26,67 Km
Tiempo: 6 h 24'
Altitud máxima: 1.773 m
Altitud mínima: 744 m
Desnivel acumulado: 1.555 m
Dificultad técnica: Moderada
Track: Wikiloc

La idea de subir El Lucero no se me ocurrió así por las buenas. Hace ya mucho que su silueta me llama a gritos siempre que vamos en dirección a Almuñecar desde Málaga, pero con lo bien que se me da equivocarme de camino en cada bifurcación sabía que si lo intentaba me perdería seguro. Hasta que adquirí y aprendí a usar el mejor amigo del dominguero... el GPS.

Así pues, una bonita noche en que Naila decidió dormir del tirón tuve la feliz idea de poner el despertador a las 5:50 para no acostumbrarme a los placeres del descanso.


Una vez que conseguí superar la pereza a base de café de gasolinera (que me hizo recordar que se me había olvidado echar kleenex a la mochila )  empecé a disfrutar de la luz y los sonidos del amanecer en el campo.


El cielo empezó a clarear al poco de empezar a caminar.


La verdad es que es muy agradable caminar por el campo a estas horas. Arriba en el cielo empieza a haber luz, pero todo a mi alrededor estaba aún bastante oscuro.



Aunque es suficiente para ver los hitos que marcan el camino. Sobre todo si son de este tamaño.


Cuando ya llevo un rato caminando alcanzo un collado y veo muy a lo lejos una montaña con una forma parecida al Lucero...


... aunque... no puede ser, eso está muy lejos, pero tirando de zoom...


¡ Coño, que si es ! Que barbaridad si está lejísimos. Bueno, lo mejor es ni pensarlo e ir disfrutando del paisaje que es a lo que he venido, lo demás... todo se andará.

Y así hice, me puse a caminar y a sacar fotos a todo, pero claro, siempre es más bonito visto en vivo.


Cuando ya por fin salió el sol yo iba atravesando una zona de pinar y podía continuar andando por la sombra, lo cual se agradece cuando uno hace senderismo en Andalucía.


Y a medida que el sol avanzaba yo también lo iba haciendo y así lo iba dejando detrás, así que iba casi casi pisándome los talones.


Aunque en algunos pequeños tramos me llegara a alcanzar.


Durante el recorrido me fui encontrando algunos restos de antiguos cortijos abandonados.


Llegado a un punto, cerca de Puerto Blanquillo, el sendero se bifurca para empezar el tramo de ruta que es circular y que rodea el Cerro de los Llanos y durante un tramo discurre por un barranco por el que mejor que no te pille un día de lluvia.


Pero que enseguida se llega a un collado que da paso a una sección más llana y con unas vistas guapísimas allá donde uno mirase.



Pero la alegría dura poco, porque una serie de fuertes subidas y bajadas me hicieron subir las pulsaciones y no precisamente de emoción.


Aunque el paisaje bien merecía la pena...




Cuando levanto la mirada veo lo que aún me queda por subir hasta lo que parece ser el collado que da acceso a la cima y decido aumentar el ritmo para que el sol no me pille y aprovechar el fresco que da la sombra.


Aunque voy con la lengua fuera prefiero no parar, la linea de sol está ya muy cerquita, así que cuando me pille haré una parada para beber y tomar algo.



Una vez que esto sucede me para bajo un árbol y me meto medio litro de agua y un gel entre pecho y espalda mientras recobro las pulsaciones y cuando de nuevo me pongo a andar me siento fresco como una lechuga. Esto de los geles es una autentica pasada, hacen un gran efecto y además muy rápido.


Ahora viene la parte más complicada de la ruta, un barranco bastante empinado con muchos bloques sueltos que me hace guardar los bastones para poder ayudarme con las manos en la trepada, pero que da acceso al collado que veía desde abajo. 

Desde aquí puedo ver que la cima que estaba viendo no era el Lucero, sino que este está detrás de esta y que es más alto y más lejano.


Así que voy a por él, rodeando el pico más próximo hasta el collado que los separa y subiendo hasta la cima por unas carihuelas bastante empinadas.


Hasta que por fin llego arriba...


... y las vistas son espectaculares.
Hacia el norte el pantano de los Bermejales.


Hacia el oeste la Maroma.


Hacia el sur el Mediterraneo y los pueblos costeros.


Y hacia el este Sierra Nevada.


Estoy alucinando, el esfuerzo bien ha merecido la pena. Es hora de beber y comer algo y de echarme cremita solar que aún me queda la vuelta y no se ven muchas nubes.


Unos minutitos para descansar y vuelta al lio, ahora por la parte norte del Cerro de los Llanos, que también tiene un paisaje guapísimo.


Y durante un rato puedo seguir disfrutando de las vistas hacia la Sierra, aunque me quede a la espalda.


La primera mitad de este recorrido es más boscosa, se ve que al ser la cara norte el sol castiga menos.


Y eso es una alegría, porque de no ser por la sombra que dan los árboles me habría puesto el cogote como un salmonete.


El único pero que le pondría a esta excursión es ver tan claro con que moneda le pagamos a la Naturaleza los dones que recibimos de Ella.


Pero bueno, aunque no hay que olvidar esto tampoco es bueno recrearse en ello, o eso creo yo, no sé. Así que sin mirar atrás tanto como cuando lo que quedaba tras de mi era la Sierra, sigo mi camino bien señalizado de una manera o de otra o incluso de dos maneras diferentes a la vez.


Atravesando pinar tras pinar.



Y pasando junto al Cerro Verde.


Hasta llegar a Puerto Blanquillo donde me volví a unir al camino que había tomado durante la ascensión, pudiendo apreciar el paisaje de una manera diferente a plena luz del día.



Encontrando lugares perfectos para pasar una noche en el campo con unos amigos, unas cervezas y puede que hasta una guitarra.


Y conociendo a los habitantes más antiguos de estos lugares.


Para mi gusto ha sido la ruta más bonita que he hecho hasta la fecha por estas sierras y sin duda he disfrutado como un niño con zapatos nuevos. 

Como dicen las señoras de mi pueblo... "Bueno Lucero, hasta pronto. Ha sido un placer conocerte".

2 comentarios:

  1. Que bonito, y que bien narrado, dominguero...
    Fran, yo también pienso que si hay que criticar una mala conducta en la montaña, en estos canales de comunicación "a nuestro aire", hay que aprovechar las lineas para meter caña a quien se lo merezca.
    Gracias por tu trabajo.

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    1. Gracias hombre, pero no es ningún trabajo. Es un verdadero placer. Esto es lo que más me gusta del mundo (después de mi hija Naila, por supuesto ;-).

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