martes, 21 de abril de 2015

Paseo por el Pfannenstil en Meilen


Distancia: 4,5 Km
Tiempo: 1h 32'
Altitud máxima: 859 m
Altitud mínima: 801 m
Desnivel positivo acumulado: 95 m
Dificultad técnica: nula

Tras largo tiempo desaparecido tengo el enorme placer de poder sentarme otra vez delante del ordenador para poder añadir una rutilla que hicimos ya hace algunos meses Natalia, los niños y yo. De hecho ha sido la primera vez que hemos podio dar un paseito los cuatro juntos, pues desde que nació Leandro no he tenido la oportunidad de hacer absolutamente nada de montaña.

La ruta que hicimos... la más fácil, por supuesto, la ruta azul del las que se ofrecen cerca del restaurante del Pfannenstil en Meilen, bonito pueblo a la orilla del lago de Zürich donde mi mujer tuvo la suerte de criarse.

Iniciamos el paseo a la sombra de las pocas hojas que aún le quedan a estas hayas. Es primero de noviembre, pero el invierno se lo está tomando con calma este año.


Leandro aún va en el carrito, por supuesto, y Naila en la mochila. Que ganas tenía ya de hacer algo en el campo, así que si ella me tira un beso yo le doy otro más grande.


El camino es de lo más sencillo, una pista forestal prácticamente sin desnivel alguno entre pinos y hayas y con buenas vistas al lago. 


Hoy estamos todos contentos, hasta Leandro parece que se lo está pasando bien y no pierde detalle de todo lo que le rodea.


Pero no hay que pararse tampoco mucho, que aunque el recorrido es corto, los niños se puedes cansar y volverse difíciles, así que a seguir caminando.


En Suiza, todos estos senderos están perfectamente señalizados y la gente los transita mucho, ya sea caminando, corriendo, en bici o incluso a caballo. Como este está muy cerca de núcleos urbanos y encima en fin de semana, pues nos cruzamos con mucha gente.


La luz del sol se cuela entre los árboles y nos regala juegos de luces y sombras que parecen indicarnos el camino que debemos seguir.


Y así vamos pasando el rato, yo haciendo fotos de esas que Natalia llama "mis fotos artísticas", para meterse conmigo.


Y Naila flipando con cualquier cosa que se encuentra por el camino, aunque sea un hoja seca.


Que lástima que el camino sea tan cortito, yo me tiraría aquí el día entero.


Pero bueno, al final del camino nos espera una buena cerveza y un buen plato de estofado de ciervo, que aquí lo hacen riquísimo. 
Que suerte haber podido disfrutar de esta buena tarde con vosotros, familia. Espero que esta sea la primera de muchas caminatas juntos.
Os quiero.