viernes, 19 de agosto de 2016

Vía Alpina. Ruta verde. Mi primera etapa. De Sevelen a Elm.


Distancia: 49,90 Km
Tiempo: 12 h 19'
Altitud máxima: 2.223 m
Altitud mínima: 458 m
Desnivel positivo acumulado: 2.461 m
Desnivel negativo acumulado: 1.937 m
Dificultad técnica: Difícil
Track: Wikiloc

La primera vez que oí hablar de la Vía Alpina fue hace muchos años, mientras Natalia y yo recorríamos el Camino de Santiago, el del Norte, y nos habló de ella un Suizo.
Aunque existen varias versiones, 5 para ser más concretos, opté por la más corta, que une Vaduz con Montreux a través de 370Km de recorrido, con 24.400m de desnivel positivo acumulado.

Mi idea era realizar lo que mis piernas y el clima alpino me permitieran en sólo una semana.

El jueves dejé a Natalia y a los niños en el aeropuerto rumbo a Málaga, para pasar unos días de playa mientras yo iba a perderme en los Alpes. Y el sábado, después del trabajo, volví a casa, recogí la mochila y tomé el tren rumbo a Vaduz, donde empezaría a caminar.

Ese día no anduve mucho, ya que era muy tarde.


Algo menos de 3Km, lo justo para cruzar el Rhein por este puente de madera tan chulo.


Y que sirve de frontera entre Liechtenstein y Suiza.


Y nada más cruzar el puente me topé con la primera señal del camino que pretendía recorrer.


Aunque no tiene mayor importancia, aquí dejo un enlace con los datos de ese pequeño recorrido, incluyendo el track, que se puede descargar donde pone "Herramientas".

El domingo por la mañana me desperté a las 5:45, nervioso y con muchas ganas de empezar de una vez. Miré por la ventana y chispeaba un poco. La previsión para hoy era nublado y poca lluvia. Solo a partir de las 18:00 se estropeaba y empezaría a llover fuerte, pero a esa hora ya estaría en Vorsiez, donde tenía pensado dormir. Así que me tomé un café y un par de tostadas con miel, me puse la mochila y empecé a caminar.

Nada más salir del hotel empezó la diversión. Las primeras luces del día me daban la bienvenida, y encima había dejado de llover.


Se ve claro, no? todavía con cara de sueño pero pasándolo en grande.


El primer tramo es bastante agradable. Transcurre entre colinas sin ningún desnivel considerable.


Al rato atravesé la pequeña aldea de Fontnas y un poco después el pueblo de Azmoos.


Todo esto entre nubes y claros y con ligeras precipitaciones, que diría el hombre del tiempo. Y yo cada vez más despierto y no menos feliz.


De pronto me encuentro un túnel delante mía. Largo y oscuro, hostia, tu, muy largo y muy oscuro. Aquí me hace falta una linterna para ver o me voy a matar, así que saco la frontal de la mochila y me dispongo a atravesarlo cuando de repente se encienden las luces. Ole ahí, estos suizos están en todo, y yo como un catetíco que casi lo atravieso a tientas. jajajajaja.


Después de esto cruzo una zona más boscosa donde hay unas paredes equipadas con parabolt para escalar.


Así hasta llegar a Sargans.


Llevo dos horas y media caminando y se supone que aquí acaba la etapa de hoy. Vamos, hombre, ni de coña.

No tengo ni que pensármelo. Atravieso esta pequeña pero bonita ciudad dominada por el Ghudlet Gonzen, un bonito pico de 1.413 m de altitud que ofrece multitud de actividades. Desde senderismo a escalada, pasando por algunas vías ferratas.


Sin salir del núcleo urbano, paso por debajo de las vías del tren y de la autovía y me encuentro en Mels. Donde empieza la primera subida dura del día. Unos 500 m en unos 4 Km, pero que con las piernas calientes ni se nota. Y además, con imágenes como esta pues aún menos.


Fíjate, en menos de 1 hora lo he subido. Voy como una moto. Si es que cuando a uno le gusta lo que hace...

El terreno ahora se hace mucho más cómodo. Camino fácil y llano.


No me da el sol, no me llueve. La temperatura es buenísima. Un disfrute.


Encima, cuando salgo del bosque me encuentro este paisaje hacia delante...


... y este hacia atrás.


El camino que en ocasiones es bien ancho, en otras se reduce a la mínima expresión.


Pero eso si, siempre muy bonito.



Al llegar a Weisstannen he recorrido 25,5 Km en unas 5 horas y media. Son las 12:00 y solo me quedan unos 4 Km hasta donde tengo pensado pasar la noche, así que me paro un poco y me tomo un café. Pero no mucho rato, porque las piernas me piden movimiento. Así que a los 15 minutos sigo caminando.
 Es entonces cuando me encuentro con esto que los alemanes llaman Steinbock y nosotros, básicamente, cabra montés.


Aunque la veo muy quieta... a ver si va a estar muerta? 
Sin pararme a comprobarlo sigo camino junto a un río custodiado por grandes paredes desde las que se descuelgan multitud de cascadas.


Hasta que se pone a llover bien.


No pasa nada. Con mi Gore-Tex y con el raincover de la mochila voy bien sequito. Además, ya estoy llegando.
Es más, ya estoy aquí. Y encima ha dejado de llover.


El problema viene cuando el dueño de la pensión me dice que los domingos cierra.
Tócate los pies. Por decir una parte del cuerpo. Eso me lo podía haber dicho antes, cuando llamé para preguntar un par de días antes.
¿Y que hago ahora? ¿Retrocedo 5 Km o sigo para delante 18 Km? A ver, son las 13:00 h, yo me encuentro bien de fuerzas y tengo unas 5 horas antes de que empiece a llover. Lo malo es que tengo que pasar el Foopass, de más de 2.000 m de altitud. 
Bueno, vamos pa'lante y que sea lo que Dios quiera. Sólo espero que no me pille el tormentón en lo más alto.

Me pongo a caminar como loco mientras llamo al Hostal de Elm y reservo una habitación. Me dicen que Ok, que sin problemas, así que eso por lo menos está solucionado.

El camino de momento es cómodo y bien bonito.



Así que procuro ir disfrutando de el en vez de calentarme mucho la cabeza pensando si he tomando la decisión correcta o no.


Me doy la vuelta y veo como va quedando atrás el Berghaus donde pensaba dormir, y las dudas me vuelven a asaltar.


Aproximadamente una hora después ya he cogido bastante altura e incluso el sol se atreve a salir.



El optimismo me invade.

Poco después paso junto a una pequeña cabaña donde un par de senderistas toman algo sentados al sol.


Yo sigo caminando sin pararme, ya superados los 2.000 metros de altitud y cerca del paso de montaña que me dará acceso al valle.


De hecho si miro al frente ya lo distingo.


Bien !!! Ya lo tengo. 


Y sólo son las 16:00 h. En dos horas más estoy en el Hotel de Elm.

Cuando empiezo a bajar puedo ver el valle, entre las nubes, iluminado por el sol. 


Me siento pleno de confianza y autosatisfacción. Soy un tío fantástico, soy cojonudo y puedo con todo. 

Ese fue justo mi gran error.

Un par de kilómetros más adelante me encuentro un Hütteli (refugio de emergencia) donde un señor muy simpático vendía algunas bebidas y queso alpino. Y como "ya lo tenía hecho" y si, llevaba más de 40 Km y casi 2.500 metros de desnivel positivo en las piernas, pues me senté a tomarme algo. Y entre aperitivo y charla con este simpático señor se me fue un tiempo precioso. Una buena media hora. Así que cuando vi que el cielo se cerraba me despedí de mi anfitrión y me puse a bajar lo más rápido que pude.


 Pero los músculos de las piernas se habían quedado fríos y tardaron en recuperarse. De todas formas ya era demasiado tarde y al poco rato estalló la tormenta. Con tal fuerza que pese al Gore-Tex y al raincover de la mochila, a los pocos minutos estaba totalmente empapado. Notaba como me corría el agua por la espalda como un río, y los pies chapoteaban dentro de las zapatillas.

Cuando llegué al hotel y empecé a sacar las cosas de la mochila fue un drama. Todo chorreando, el móvil incluido (al final se estropeó, claro) y mis pies hechos un poema.


Una vez duchado y cenado, me metí en la cama y descansar. Estaba muerto. Mañana será otro día y ya veremos a ver que nos depara.